30.8.10

fantasmas II

Hace un rato me despertó el teléfono:

- Alô?
- Senior Sé?
- Quem é?
- Sabato, Ernesto Sabato.
- Cómo es?
- Hijo, por qué me mataste?
- Quién habla?
- Yo, Er-nes-to Sa-ba-to!
- Pues, como podría haberle matado, señor, si a mi me habla usted?
- Ay... dónde andará el respeto en estos días?
- Un momento, señor. Cuál es el problema?
- Bueno, dijiste que has visto mi fantasma, no es cierto?
- Sí, perfecto.
- Cómo podrías hacerlo si estoy vivo?
- Pero, qué pregunta! Quién sos?
- Ya te lo dije. Qué te pasa?
- Qué me pasa? Alguien me llama retemprano justo en el único día que puedo dormir un poco más en esta semana de mierda y encima quiere saber qué es lo que me pasa a mí!!! Peor: dice que es alguien que seguramente no es!
- Cómo sabés?
- No sos Sabato, tampoco escritor. Si fueras por lo menos un escritor estarías acostumbrado o, como mínimo, sabrías que los escritores tienen sus fantasmas, y que estos fantasmas están por todas partes, y que cuando se mueren los escritores sus fantasmas se multiplican. Además, sabrías que los fantasmas de los escritores son invención de los propios escritores, no existen en otra parte sino en sus cabezas.
- Así que estás hablando por teléfono con un fantasma que no existe sino en tu imaginación?
- Por supuesto!
- Y por qué estás enojado? Por qué simplemente no cuelgas el teléfono?
- Por que ni siempre es cómodo estar solo en el abismo, hijo mío.

Nenhum comentário: