Concierto del cuarteto de Thelonious Monk en Ginebra, marzo de 1966.
(...) Cuando Thelonious se sienta al piano toda la sala se sienta con él y produce un murmullo colectivo del tamaño exacto del alivio, porque el recorrido tangencial de Thelonious por el escenario tiene algo de riesgoso cabotaje fenicio con probables varamientos en las sirtes, y cuando la nave de oscura miel y barbado capitán llega a puerto, la recibe el muelle masónico del Victoria Hall con un suspiro como de alas apaciguadas, de tajamares cumplidos. (...)
Cortázar, Julio
La vuelta al día en ochenta mundos.
Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2009.
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